Con este post no pretendo sustituir la consulta logopédica sino facilitarte información y orientación terapéutica sobre los trastornos fonoarticulatorios del habla. No dudes en consultar al Departamento de Orientación de tu Centro Escolar o a tu Pediatra si consideras que tu hijo/alumno requiere un diagnóstico psicopedagógico para una posible intervención logopédica o del especialista oportuno.
Las alteraciones articulatorias son un trastorno común en la infancia y uno de los más fáciles de identificar por las repercusiones que generan en la comunicación del menor con su núcleo familiar, el entorno educativo y social. Estos trastornos se observan también en adolescentes y adultos, aunque con menos frecuencia, individuos que por diversos motivos no recibieron atención logopédica oportunamente y por lo tanto, conservan sus defectos articulatorios y/o resonanciales.
Una adecuada articulación fonética le permitirá al niño ser escuchado y comprendido, transformándose en una valiosa herramienta para expresarse, interactuar con el medio y obtener eficacia en las comunicaciones. Es bien sabido que a medida que los niños crecen y adquieren habilidades en la articulación, su pronunciación será más clara, fluida y correcta.
Durante este período de organización y desarrollo del lenguaje oral pueden presentarse defectos articulatorios que son fisiológicos en esta etapa evolutiva y conocidos como dislalias de evolución. No obstante, si estos errores de pronunciación se mantienen más allá de los 4 años de edad, sería conveniente consultar al logopeda. Este profesional luego de efectuar una valoración del menor y concretar el diagnóstico podrá determinar si el caso amerita o no una intervención, informando y asesorando adecuadamente a la familia acerca de los resultados obtenidos.
¿Cuál es el origen de los trastornos fonoarticulatorios? Las causas funcionales conducen a trastornos articulatorios denominados dislalias, mientras que las causas orgánicas generan las llamadas disglosias. Te lo explico mejor con el siguiente cuadro:
Las alteraciones articulatorias son un trastorno común en la infancia y uno de los más fáciles de identificar por las repercusiones que generan en la comunicación del menor con su núcleo familiar, el entorno educativo y social. Estos trastornos se observan también en adolescentes y adultos, aunque con menos frecuencia, individuos que por diversos motivos no recibieron atención logopédica oportunamente y por lo tanto, conservan sus defectos articulatorios y/o resonanciales.
Una adecuada articulación fonética le permitirá al niño ser escuchado y comprendido, transformándose en una valiosa herramienta para expresarse, interactuar con el medio y obtener eficacia en las comunicaciones. Es bien sabido que a medida que los niños crecen y adquieren habilidades en la articulación, su pronunciación será más clara, fluida y correcta.
Durante este período de organización y desarrollo del lenguaje oral pueden presentarse defectos articulatorios que son fisiológicos en esta etapa evolutiva y conocidos como dislalias de evolución. No obstante, si estos errores de pronunciación se mantienen más allá de los 4 años de edad, sería conveniente consultar al logopeda. Este profesional luego de efectuar una valoración del menor y concretar el diagnóstico podrá determinar si el caso amerita o no una intervención, informando y asesorando adecuadamente a la familia acerca de los resultados obtenidos.
¿Cuál es el origen de los trastornos fonoarticulatorios? Las causas funcionales conducen a trastornos articulatorios denominados dislalias, mientras que las causas orgánicas generan las llamadas disglosias. Te lo explico mejor con el siguiente cuadro:
ETIOLOGÍA FUNCIONAL
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ETIOLOGÍA ORGÁNICA
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DISLALIA: se manifiestan por omisión, sustitución o distorsión de los fonemas (unidades más simples de la expresión hablada). Causando una incorrecta pronunciación de las palabras, alterando en forma proporcional el lenguaje oral del individuo y en ocasiones también, el aprendizaje de la lectoescritura en su fase inicial.
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DISGLOSIA: es la incorrecta articulación de los fonemas causada por una malformación de las estructuras orofaciales (dientes, labios, nariz, mandibula, lengua y paladar).
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Hay que tener en cuenta que la dislalia hasta los cuatro años de edad se considera que son evolutivas, debido a la inmadurez de sistema nervioso para realizar los movimientos orobucofaciales que producen los distintos fonemas. Este tipo de dislalias deben ir desapareciendo espontáneamente, aunque, transcurridos los cuatro años, si persisten estos errores de articulación, se debe intervenir logopédicamente. La reeducación es muy positiva, ya que no es un trastorno de gravedad, y por ello es recomendable recibir un tratamiento precoz, para evitar consecuencias negativas en el desarrollo tanto social como escolar.
En ocasiones, estos errores de articulación aparecen por una deficiencia auditiva, por lo que recibe el nombre de dislalia audiógena. En estos casos se produce una confusión de fonemas debido a la dificultad de discriminación fonética.
Existe un tercer trastorno del habla menos común que los anteriores: la DISARTRIA.
La Disartria es la incorrecta articulación de los fonemas y que tiene un origen neurológico. La lesión se localiza en las zonas del sistema nervioso central, que gobiernan los músculos de los órganos fonatorios. Existe una insuficiente inervación de los órganos que intervienen en la emisión del habla, lo que conlleva trastornos en la pronunciación, desórdenes del ritmo a nivel respiratorio, de velocidad, de entonación y de aspecto léxico gramatical del lenguaje. La Diartria se caracteriza por
- Hipertonía o hipotonía de los músculos de los órganos fonoarticuladores.
- Alteración en la respiración, fonación, resonancia, articulación y prosodia.
- Se producen omisiones, sustituciones, adiciones o distorsiones de uno o más fonemas, siendo los discursos ininteligibles.
Las disartrias suelen ser secundarias a una parálisis cerebral infantil, a traumatismos cráneo-encefálicos, accidentes cerebro-vasculares, enfermedades metabólicas, tumores, enfermedades degenerativas del sistema nervioso central... En muchos casos graves, es imposible articular los fonemas más simples del habla, lo que se conoce con el nombre de ANARTRIA.
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